sábado, 7 de febrero de 2009

La Muñeca de Trapo





¿Cuando, en que momento la locura termina por distor-sionar la vida de un hombre? ¿Como podemos saber, si la demencia puede reconocerse como una enfermedad de claros síntomas o una serie de sucesos devastadores que terminan por crear un escudo, una especie de pararrayos protector contra la realidad que nos traspasa el alma con un formón afilado? Terribles golpes de los cuales quedamos indefensos, un entrecruce de pensamientos que terminaban creando una muralla insoslayable...Realidad o fantasía...
Lo supe solo de casualidad la muerte de ese hombre me causo tal impresión que después del infeliz hallazgo, quise saber cuales eran los motivos que lo habían llevado a ese tan desmerecido destino.
Lo sospechaba en realidad, descubrí tras mi investigación, una de las más inexplicables historias de amor que pude haber conocido. Entonces me pregunte por todas esas limitaciones que hacen de nosotros unos pobres seres desvalidos, incapaces de siquiera acercarnos a lo que anhelamos, no obstante para algunos, no hay confines ni mucho menos cuando se trata de amar.
Me dijeron que el ingeniero marítimo Marcos Finisterra volvió a Buenos Aires después de muchos años, al parecer después de décadas trabajando en un buque pesquero en diferentes lugares del mundo.
Logro demasiado en poco tiempo en realidad, el suficiente dinero como para procurarse un mejor pasar, pero no digamos que por el resto de su vida, sino para darse con algunos de esos caprichos personales que nunca vienen mal, así en cada año se tomaba un mes para recorrer el país que amaba, conocía casi todas las playas de España y los recónditos parajes de la península ibérica, quería descubrir el corazón de la tierra madre.
Le encantaba viajar, por las pequeñas comarcas, descubrir, las costumbres y cada leyenda de los pobladores, desde Cataluña hasta la vastedad insólita de los 21. 000 Km. de Galicia, era para él como descubrir reliquias pero por dentro.
Quien sabe porque, tal vez el hecho de que su madre netamente gallega que había perdido a sus 7 años, le atraía a viajar de esa manera era de seguro un modo de acercarse a ella y a la cultura de sus ancestros. No podía creer en semejante belleza y más del pasado, no lograba comprender todavía porque su madre había decidido marcharse de allí, si era tan hermoso.
Tal vez con el pasar de los años él decidiría al fin quedarse, ese era su sueño. Siempre en realidad retornaba hacia la Argentina con la dualidad de sus raíces desencontradas, nunca le alcanzaba el tiempo para quitarse esas ganas de seguir recorriendo España.
El tiempo se fue y como todo, un día decidió que había llegado el momento de hacer un alto, habían sido muchos años de tropiezos, de idas y venidas un tanto desesperadas buscando un poco de sus raíces y término por radicarse al fin en su querida madre tierra.
Ahora de pronto su vida daba un giro de ciento veinte grados, así que monto un café bar temático, en pleno centro de la ciudad, donde uno podría leer el libro que quisiera y si lo quería comprar pues en buena hora. Eligio una esquinita, de Galicia en un local pequeño pero no menos acogedor. Con un poco de imaginación logro ambientarlo con esa dosis que el anhelaba tuviese al estilo Art. Déco de los años 30. En seguida fue un éxito, y sin ningún tipo de tapujos a los pocos meses comenzó a hacer planes para su próximo viaje que le cambiaria la vida para siempre.
Fue en una tarde que se le ocurrió que así como le había ido tan bien en Galicia ¿Porque no intentarlo en Buenos Aires? Decidió montar entonces un ambicioso proyecto, llevaría su café temático también a un selecto lugar de la ciudad donde hubo de nacer.
Tras viajar allí, en menos de un par de semanas ya tenia elegido el lugar, enseguida se propuso buscar la gente adecuada es decir los diseñadores de interiores para que su idea tomara forma. Él quería que fuera como una copia de su café en Galicia.
Fue entonces cuando conoció a Elena Trinakov una bellísima mujer descendiente de inmigrantes rusos que interpreto perfectamente la ambientación que quería lograr. En primera instancia no pensó en ella nada mas como una gran profesional, después y tras esporádicas charlas de café Marcos comenzó a pensar en ella como la indicada para gerenciar el lugar porque si hacia cuentas, no conocía a otra persona en tan poco tiempo que fuera tan honesta y a la vez con una convicción desbocada por su trabajo de decoración de interiores. Ella no acepto en seguida, pero a unos días le dijo que si con una emoción desmesurada y no solo eso porque entre los paréntesis de las ocasionales salidas y charlas de trabajo, él se termino enamorando de sus finos rasgos, de su piel que irradiaba salud por todas partes, de sus ojos grandes y transparentes, y de esa altura de sus piernas que le dejaban anonadado porque cuando caminaban a su par le parecía mirarla hacia arriba; como entre los cielos, su belleza a mas de ser inesperada poseía cierta ternura intransferible casi el de una niña pero grande, que aun precisaba la protegieran.
El éxito volvió a llamar a su puerta, el café estaba atiborrado de gente de día y de noche. Elena ostentaba el don de llevar a buen puerto cualquier emprendimiento y claro que amaba a Marcos desde el primer momento que lo viera; solo que nunca se había animado a confesárselo, solo en unos meses al fin las dudas que tenia sobre ese solitario hombre, se le disiparon por completo, era sin dudas el amor de su vida tal vez su porte desprolijo, su cuerpo repleto de músculos, que cuidaba como nadie, sus cabellos castaños lacios y un poco largos, su piel de italiano- español curtida por los años de trabajo entre el viento marino, su sonrisa cansada y su barba siempre a medio crecer le daban un aspecto que no conociera en ningún otro hombre, con él se sentía segura, resguardada de los peligros, con él podía sentirse una mujer plena, satisfecha de sus logros y dispuesta a dar batalla de todo cuanto le significara un desafió.
En menos de lo que pensaron, comenzaron los viajes. Ella por lo general volaba a España, entonces él la esperaba con el corazón en la boca para llevarla a recorrer los museos y galerías, los poblados encantados por el mar y la soledad, y entre hoteles y carreteras, Marcos descubrió la pasión de Elena por las muñecas de porcelana antigua, y las hechas a mano, por eso visitaban anticuarios buscándolas y mientras tanto habían inventado sus mejores besos tan inolvidables como sus noches, podían detener desde la cama de un cuarto de hotel, los lánguidos amaneceres que se quedaban estampados entre la levedad del aire de sus respiros. Fueron a Zaragoza, con su esplendorosa basílica de Nuestra Señora del Pilar, realizada por el pintor y arquitecto Herrera el Joven, y Ventura Rodríguez, Marcos le contaba de sus vidas que se las sabia de memoria al igual que de la influencia de los árabes en el palacio de la Alfajeria, y Los Reinos de Taifas donde había florecido la arquitectura y el arte, le hablo del Collar de la Paloma, el libro de versos de amor de Ibn Hazm el islámico que termino deslumbrando al mundo cristiano. En Valencia, ella descubrió la albufera, es decir las comarcas litorales tradicionales y se maravillo con las novelas de Blazco Ibáñez, a más de no tener palabras para describir la ciudad y su gente y la profunda historia de sus murallas y edificios. En Barcelona, le pasó lo mismo solo que tenia mucho mas en claro los ejes de la ciudad, pues ya había estado allí en unas vacaciones, pero no era lo mismo siquiera mirar el puerto, desde un café y escuchar el origen de la ciudad de labios de Marcos, los asentamientos iberos, del siglo III a DC, convertida en condado por el Conde Gifré I, el nuevo emerger de la ciudad bajo la tutela del Conde Berenguer I hasta consolidarse con Fernando, el católico, Felipe V. Carlos III y Fernando VII hasta constituirse en provincia en 1833. Quien pudiera imaginar que Barcelona fuera a primera instancia una colonia romana llamada Colonia Iulia Augusta Paterna Faventia Barcino y luego ya en la edad media, se construyeran sus murallas por Jaime I, el conquistador, hasta Pedro IV el ceremonioso, estaba fascinada por toda la erudición de su novio, y también gracias a sus viajes se hizo adepta a las leyendas Toledanas y al fin definitivamente, Elena también se había enamorado de España, pero aun así no estaba aun dispuesta a cambiar su bello, Avellaneda por esto que aunque le deslumbraba le parecía que no podría librarse tan fácilmente de ese cierto velo de nostalgia cuando pensaba en Buenos aires, era una especie de sombra que le seguía a todas partes y esas eran sus ganas de volver, sus ganas de estar con su familia y su gente.
Pero eso no impidió que decidieran casarse tras un año y medio de vivir como en los aires tan enamorados, como comprometidos. Lo hicieron en una pequeña ceremonia, en una pequeña iglesita de barrio y festejaron en una quinta en las afueras de Buenos Aires con algunos familiares próximos y solo los amigos más íntimos. Y despertaron a la felicidad, esa que solo aparecía como un atributo de los sueños, una felicidad deslumbrante, mágica, plagada de emociones y ternura.
La luna de miel fue en Galicia y tras esta decidieron radicarse en Buenos Aires, cerquita del puerto, un poco porque ella amaba el mar y otro porque él había conseguido lo nombraran en una empresa marítima de origen holandesa como asesor, en las oficinas de la misma en Capital Federal. Aunque ahora ya sus cafés temáticos se habían multiplicado con demasiada rapidez, contaba con cinco en España y cuatro en Buenos Aires.
Marcos ahora solo soñaba con hijos y atrás fue dejando la locura de su infancia de soledades, sin madre, y con un padre italiano que jamás conoció. Todo ese dolor de sus imposibles se esfumo casi no podía entender si su pasado malversado había sido real o parte de una pesadilla.
Les iba muy bien, cada vez mejor tanto que decidieron expandir sus negocios a otros rubros como el inmobiliario, compraban casas y ella con todo su talento las reciclaba entonces tejían lazos para venderlas, eso fue un disparador prácticamente de lo que vendría después, desde Europa el directorio de la empresa marítima que lo contratara, eligió a Marcos para presidir un proyecto de inversionistas holandeses y eso lo catapulto no solo a disponer de grandes ingresos sino a poner en juego su olfato, su visión de hombre de negocios. En realidad tras de su sombra Elena era quien le daba la seguridad que precisaba y claro que no fallo en nada, en menos de dos o tres años a mas de un nuevo y jugoso contrato, eran dueños de un piso en la Costa Azul, y habían capitalizado sus empresas.
Fueron casi 9 años donde todo lo que tocaban se convertía en oro y claro que estaban mas que enamorados mucho mas que en los años pasados y en un derroche de entusiasmo a veces les gustaba imaginarse como seria envejecer juntos, como seria ese costal de los sentimientos, como seria extrañarse y que no doliera.
Casi llevaban juntos doce años cuando Elena enfermo inesperadamente, tanto que fue decayendo como una melodía de Chopin, en medio de los atributos de la tragedia de no poder comprender que estaba pasando. Marcos se hundía bajo el peso descomunal de un iceberg en cada anochecer sin encontrar una salida, sentía que le brotaba un torrente de lagrimas silenciosas de su corazón cuando la miraba apenas iluminada por la pantalla de un velador de pie, toda huesuda y a la vez abandonada en la cama, como si fuera una de las tantas muñecas de su colección pero a diferencia ella era una enorme muñeca de trapo… La leucemia se adueñaba de su destino y le daban ganas de echarse a su lado cubrirla con su pecho para que no sufriera de hecho lo hacia, pero a unos minutos sus sollozos eran irrefrenables tanto que terminaba por despertarla y entonces en su debilidad ella lloraba con los ojos fijos, imparpadeantes sin siquiera mirarlo con una mudez absoluta.
La sepultaron en la Recoleta tras unos pocos días de agonía que habían sido verdaderamente eternos para Marcos y ese atardecer no hubo nada mas de especial que un enorme sol blanquecino que iluminaba toda la ciudad de los muertos. El enorme mausoleo que Marcos consiguió comprar en esa semana, a una encumbrada familia de la antigua nobleza fue el escenario de todas las miradas de los curiosos y los escasos amigos.
Al otro día y como si fuera un misterio nadie supo donde estaba Marcos, dejo de responder llamadas, y se fue de la casa donde había pasado los mejores años de su vida. Decidió dar fin a sus negocios y renuncio a su puesto en la compañía. Viajo a España y allí se dedico a lo que siempre quiso hacer, a sus viajes inacabables, volvió a los lugares donde había sido tan feliz con Elena en su luna de miel, recorrió las costas, los pirineos, las comarcas, a veces se hospedaba en cualquier hostal y desde allí avistaba sus recuerdos, placidamente hasta dormirse, en otras ocasiones ponía música clásica a todo volumen y se dejaba llevar recostado con la mirada fija en el techo, que se convertía en una gran pantalla donde veía proyectados cientos de imágenes de Elena, el amor de su vida; se le ocurría pensar que jamás encontraría una mujer igual, y de seguro no se equivocaba; ella había nacido para él, ambos lo sabían.
Así pasaron meses enteros, borrado del mundo sin ningún proyecto en vista, ya no tenia fuerzas para luchar y no lo haría. Pasaron años nadie volvió a ver al ingeniero que fuera el prototipo del éxito, se suponía que ya vivía una nueva vida en la madre tierra a mas de que el tiempo termina por devorar hasta las mejores impresiones de alguien afortunado.
Pero Marcos había vuelto en realidad hacia muchos años, y ahora era otro, cuando la policía irrumpió tras una denuncia anónima en el mausoleo de la familia Finisterra y al grito de que quien estuviese allí saliera con las manos en alto, ninguno podía dar crédito a lo que estaba viendo, tras unos segundos emergió desde las sombras, un hombre enjuto, con la piel pegada a su rostro, endémico con todas las arrugas gestuales marcadas como con un bisturí, de cabellos desgreñados, y tan sucios que estaban pegados como una masa informe, con las ropas tan avejentadas y harapientas que costaba distinguirlas de su cuerpo cadavérico. Nadie sabía explicarse como ese hombre podía mantenerse aun en pie.
Tras ser detenido confeso que él era el ingeniero Marcos Finisterra, desaparecido hacia casi una década, dijo que salía solo de noche a buscar algún alimento y después regresaba al mausoleo. Allí vivió por casi una década ocultándose de las miradas al lado del cadáver de su esposa.
Se convirtió en un verdadero paria, un fantasma que muchos habían visto emerger por las noches del cementerio, causando fascinación, terror y asombro. Hasta su voz apenas perceptible costaba reconocerla aun para sus familiares más cercanos. Era uno de esos casos imposibles de digerir, pero lo tremendamente extraño aun no sucedía. Cuando revisaron el mausoleo en busca de alguna prueba que terminara por corroborar sus dichos, apenas entrar se dieron cuenta que el enorme sarcófago estaba semiabierto y entonces fascinados los policías descubrieron el cuerpo de Elena en completo estado de conservación tras diez años de haber fallecido, como una virgen inmaculada, su rostro permanecía exactamente fuera en sus mejores años, al igual que sus manos entrelazadas, pulcras, perfectas pero en ella según los informes no se había practicado ninguna técnica de embalsamamiento o de conservación especial. Pero ahí no termino la historia cuando al fin el ingeniero Finisterra es trasladado al psiquiátrico a mas de sus suplicas que lo dejasen regresar al lado de su amada, de su pequeña muñeca de trapo, engullido por la desesperación sufre un terrible colapso nervioso que le detiene su cansado y sufrido corazón. Cuentan en el cementerio que al siguiente día los mismos empleados del lugar fueron a poner las cosas en orden al mausoleo y tras abrir el féretro encontraron que el mismo cadáver que hacia unas horas estaba completamente incorruptible, ahora era una aguzada calavera hundida entre los trapos lujosos de su mortaja y las manos que les hubo de impresionar por su tersura, solo unos afilados huesos entreverados.
Fue una conmoción tan grande para esos hombres que salieron corriendo como si hubiesen visto al mismísimo diablo. Para los policías que concurrieron de nuevo incrédulos al lugar, tanta fue la impresión que les causo aquello que los apartaron de sus sendos puestos públicos tras perder sus corduras poco a poco.Quien sabe lo que pudo pasar en definitiva, no lo imagino pero me supongo que la pasión desmesurada, desataviada, intransferible, de un hombre enfermo, sostenía la imagen de la muerta como fuera, tal vez Dios quiso que no sea mas siniestro aun de lo que pintaba ser, hasta que llegase el momento de la partida también de ese hombre, una pequeña compasión perdida para nuestra razones pero que yo creo posible en los que descubren al verdadero amor...

1 comentario:

Pao dijo...

Qué decir? Muyyyyyyyy bello!,,,locura y muerte!!!, por razones personales a duras penas pude terminar de leer entre tantas lágrimas!!! Saludos Sergio...