jueves, 31 de marzo de 2011




Un dibujo en tinta de Pío Baroja

gentileza de la artista Plastica Paredes Romery

Sobre Pío Baroja. Desde Las Antiguas Montañas de los Pirineos…

Algunos se levantaban de su asiento y se acercaban con un gesto de profunda pesadumbre, con las boinas en mano, y el corazón exánime. Los rostros de ojos claros, curtidos por el tiempo y el frío, y el arduo trabajo en las montañas, hacían aun mas solemne, ese mutismo que embargaba las lánguidas miradas. La tarde apenas comenzaba a despedirse, también con un gesto adusto, e irreprochable, que dejaba en tenues amarillos las paredes, de ese recinto como de piedra, aquel hombre que dormía en el ataúd, había popularizado la palabras en papel, por cada pueblo, y aunque toda esa gente era muy simple, pastores, campesinos, trabajadores, vecinos sin nombre, tenían el suficiente conocimiento como para darse cuenta que no existiría jamás un hombre como ese. Habían sido felices compartiendo la lectura de sus libros, se sentían identificados, protagonistas también de un destino difícil que merecía darse a conocer, a veces se lo pasaban de casa, en casa, nadie de por allí, renunciaba a no tener uno de esos ejemplares en su mesita de luz, o encima de su hogar, para leer algo antes de ir a la cama, en esos cortos días y largas noches del eterno invierno vasco. Aunque el clero había pedido siempre cierta mesura en cuanto a leer los textos de Don Pío, pero ellos hicieron caso omiso, pasaron siempre por alto el consejo. Ser confeso ateo, en una región donde la religión regia a pesar del tiempo transcurrido, los deberes y circunstancias de cada habitante, terminaba por vencer las fuerzas de cualquiera. Decían que nadie era señalado, ni juzgado, ni puesto en mención, de reprobación alguna, sin embargo todos ellos sabían que Don Pío había sido casi condenado por pensar con la libertad de los que sueñan otros mundos posibles, e imposibles sin creer en Dios. Era la hora de trasladar el féretro, y alguien surgió de entre la muchedumbre, era un hombre vestido burdamente, de barba canosa, un tanto desarreglada, de aspecto recio, corpulento, tenia la mirada cansada y casi no podía hablar, apenas había balbuceado, algo en su idioma, que pocos entendieron, se abrió paso, rozando con su regordetas pero calidas manos los hombros de los que allí, todavía no daban a crédito de lo que veían, en un gesto de compasión y ternura, camino hasta quedar allí, enfrentado a ese cuerpo, de ese ser que había en un tiempo capturado toda su admiración y respeto, ese hombre del que había aprendido el tan difícil oficio de existir, para escribirlo, aun con el dolor, con lo que no se puede hacer, con la duda de crear un libro, como si fuera su destino mismo - el papel y la palabra se unen al fin como la arena de las costas y el mar embravecido, ¡tiene que ser así!, no hay escapatoria- pensaba el escritor cerrando por un lapso sus parpados, creyendo haber leído aquello en algunos de sus libros… Alguien murmuro a un costado -Ese americano, ha cruzado el mundo para estar aquí, ¿lo reconoces? como le llaman…Hemingway, el premio Nóbel, el que escribió, el viejo y el mar… era su amigo- Éste, se alisto para cargar el féretro en sus hombros, a su lado Camilo (José Cela), otro de sus grandes amigos se aproximo, a la vez que propios y extraños hacían lo mismo. Todo paso tan de prisa, el murmullo de los pasos, tras el cortejo, el viento viajando en susurros quizá desde las antiguas y humildes comarcas edificadas en piedra, de su País Vasco, el cielo caído, vencido sobre las hojas de los cipreses, el silencio de algunos niños asustados, la soledad… Hemingway se abrazo con cada uno de los que allí estaban, era el final de una aventura de la que nunca podía arrepentirse, ¿Quién lo haría de la verdadera amistad? de alguien que no dudaba en abrir las puertas de su corazón, como si no tuviera fin ese espacio, no quiso quedarse por mucho tiempo allí, volvió sus pasos, solo por la calleja, a la cual ya no volvería jamás, sentía un poco el hastío de vivir, cada vez que un amigo se iba, el también imaginaba que lo enterraban un poco, ¿quien podía escribir con esa intensidad abrumadora? algo que él mismo sabia no había podido lograr. Recordó un párrafo de una de sus novelas, Mala Hierba: El barrio de las Injurias se despoblaba, iban saliendo sus habitantes hacia Madrid...Era gente astrosa: algunos, traperos; otros, mendigos; otros, muertos de hambre; casi todos de facha repulsiva. Era una basura humana, envuelta en guiñapos, entumecida por el frío y la humedad, la que vomitaba aquel barrio infecto. Era el herpe, la lacra, el color amarillo de la terciana, el párpado retraído, todos los estigmas de la enfermedad y la miseria. Hemingway se detuvo unos pocos segundos, miro hacia atrás, hizo una reverencia quitándose el sombrero y continuo su marcha hasta que se perdió entre la gente en un susurro - No…no, volverá a nacer alguien como tú, Baroja, amigo mió, te lo aseguro- Pío Baroja nació en san Sebastián (País Vasco) en 1872, partencia a una familia reconocida, dedicados al periodismo y a los negocios editoriales, uno de sus bisabuelos, Rafael, será el creador, del diario La Papeleta de Oyarzun, que imprimía y escribía aun entre los avatares de la guerra napoleónica. Su abuelo, también llamado Pío, decantaría la tradición familiar, para crear un periódico, El Liberal Guipuzcoano, en San Sebastián, tan reconocido como polémico, un tío de Pío Baroja heredaría el interés por divulgar los sucesos del pueblo, en su periódico El Urumea. Tanto su padre, aunque de profesión ingeniero, llevaba oculta la hervorosa sangre de escribir artículos periodísticos, que por supuesto nunca llegan a los periódicos, por sus ideas liberales; como los hermanos de Pío Baroja, Ricardo, escritor y pintor, y su hermana Carmen tenían la devoción por la literatura. Pío, cursara estudios de medicina en Madrid, aunque jamás lograra ejercer su profesión. Lo único que siempre le había interesado era la literatura. Su primera novela data de 1900, Vidas Sombrías, y su continuación en el mismo año La Casa de Aizgorri esta novela que es un segmento podríamos decir, de la primera de las trilogías de Baroja, Tierra Vasca, que también incluye El mayorazgo de Labraz (1903), una de sus novelas más admiradas, y Zalacaín el Aventurero (1909), también Aventuras y Mixtificaciones de Silvestre Paradox (1901), son con las cuales inició la trilogía La Vida Fantástica, que seria expresión de su individualismo anarquista y su filosofía pesimista, (no olvidemos que Baroja, estaba cercano a la filosofía de Nietzsche) integrada además por Camino de Perfección (1902) y Paradox Rey (1906). La celebridad para Baroja fuera de su lugar de residencia, llegaría con su trilogía La Lucha Por la Vida, una apasionante descripción de los bajos fondos de Madrid, que los retratara casi a la perfección en La Busca (1904), La Mala Hierba (1904) y Aurora Roja (1905). Sus viajes por las regiones de España, Italia, Francia, Inglaterra, los Países Bajos y Suiza, le ofrendarían otra visión de las cosas, que él soltaba hacia el papel, de forma perseverante como si intentara deducir el origen de esa gran masa social y sus devenires. Es en 1911 que publicara El Árbol de La Ciencia, sin duda alguna su novela más emblemática, pues los sucesos que narra suceden sin respiros, los personajes toman forma, poder y se multiplican, y esa descripción que arrasa lo que toca, devorando todo lo que encuentra a su paso, y lo devuelve bajo el arte de la sutileza, entre lo maravilloso y lo cotidiano. Desde 1913 a 1935 nacerán las 22 obras de una novela histórica, Memorias de Un Hombre de Acción, basada en el conspirador Eugenio de Avinareta, que se dice fue un antepasado del autor que vivió en el País Vasco en la época de las Guerras Carlistas,(que se suceden a la muerte de Fernando VII) las tres guerras civiles que atormentaron a España a lo largo del siglo XIX, geográficamente abarcaría a regiones de Cataluña, y a las provincias del norte es decir Navarra y el País Vasco. Pío Baroja aun en su condición de ateo confeso, ingresara en la Real Academia Española en 1935, su fama de escritor genial, pesaría mas que cualquiera de los ligeros prejuicios que se le atribuían. La Guerra Civil española lo encontraría en Francia, de donde decidió regresar hacia 1940 para instalarse en Madrid, y de un portazo se alejara de la cualquier actividad pública, su vida será un misterio desde entonces. En el periodo que va desde 1944 hasta 1948 aparecerán sus Memorias, subtituladas Desde la Ultima Vuelta del Camino, obras que comprenden un acercamiento hacia su vida y su obra. Baroja es un verdadero monstruo de la literatura, no por casualidad considerado el máximo novelista del siglo XX pues publicó en total mucho más de cien libros, sin contar los estudios y las biografías que grandes autores le dedicarían. Es preciso acotar que la obra de Pío Baroja pertenece a la Generación del 98, esa interpretación que Pedro Salinas hará para identificar a una generación, valga la redundancia, que cuestionaba la tarea intelectualmente frente a la política oficialista española de entonces, intentado dar vida a una literatura con sus propios códigos, con cierta rebeldía, y a la vez una búsqueda de la verdad que no puede ser condicionada, a este movimiento pertenecen grandes escritores como Ángel Ganivet, Miguel de Unamuno, Azorin, Ortega y Gasset , Antonio Machado, el novelista Blasco Ibáñez y el dramaturgo Ramón Maria del Valle- Inclán, entre otros. Baroja prefirió como protagonistas de sus novelas a los marginados sociales, (antihéroes por nombrarlos de alguna manera). Sus trabajos están plagadas de ocurrencias, instancias que juegan con los limites éticos, sus personajes muy bien delineados, no tienen otro sueño que buscar la revancha del destino, el trabajo que el novelista enfrenta en sobre todo los diálogos de los mismos, sin embargo precisamente ese potestad de captar las precisas palabras, de una charla cualquiera para darle la profundidad irrevocable de un instante único y eterno, lo catapultaran hacia la genialidad, así mismo como sus descripciones impresionistas. Fue un dechado de perfección, maestro para pintar la escena de la realidad, con las señales justas y precisas, su País Vasco natal, era su debilidad, y no dudaba en remarcarlo, gritarlo, apasionado y al limite de la locura, con un estilo infranqueable, lucido y hasta a veces ajeno a si mismo, su fuego, su carácter como escritor tampoco podía ni puede ser contado o explicado en una pocas paginas, la precisión y la mesura fueron siempre su rama discrecional a la hora de la creatividad. Su influencia no tardaría en tener sus ecos en muchos de los escritores españoles que le seguirán a través del tiempo, como los más destacados podemos nombrar a Camilo José Cela o Juan Benet, y en muchos otros extranjeros entre los que se destaca su incondicional amigo Ernest Hemingway. Pero quien era este hombre, en definitiva que aunque creció forjando historias, sin creer en que la civilización misma, ocultaba a su vez algo de especial, escéptico en todos sus ordenes, forjo sin embargo personajes auténticos, en sus singulares historias, tipos que imponían su manera de enfrentar al mundo, a los insultos y los puñetazos, dados en silencio, seres fragmentados por el tiempo y la desesperación, que tenían mucho para decir, y que habían renunciado a lo que estaba impuesto, solo porque amaban la verdad, la justicia, que es esquiva y siempre lejana en un mundo a su vez ficticio de grandes ideales, quizá esa desilusión de la creación hizo que Pío Baroja, pasara sus últimos años, hasta su muerte en 1956, casi recluido por completo, ignorando tal vez que su voz se levantaría por encima de los mismos Pirineos, llegando a todos los rincones del mundo, pero a él no le importaba mas que dejar en claro que un hombre debe perseguir un ideal, la verdad, que no siempre o mejor dicho, nunca el mundo termina de aceptar…



Los libros de Pío Baroja (mas de 100) han seguido publicándose sistemáticamente hasta nuestros días. He aquí el titulo de algunos de sus trabajos. 90) A la Desbandada 2007 89)Una vida en imágenes 2006 88)Cuentos 2006 87)El laberinto de las sirenas 2003 (1923) 86)Miserias de la guerra 2000 (2006) 85)Opiniones y paradojas 2000 84)El cantor vagabundo 1950 83)Desde la última vuelta del camino 1949 82)Bagatelas de otoño 1949 81)Juventud, egolatría 1948 80)La intuición y el estilo 1948 79)Reportajes 1948 78)Galería de tipos de la época 1947 77)El hotel del Cisne 1946 76)Final de siglo XIX y principios del XX 1946 75)Familia, infancia y juventud 1945 74)Canciones del suburbio 1944 73)El escritor según él y según los críticos 1944 72)El caballero de Erlaiz 1943 71)Los amores tardíos 1942 70)Laura o la soledad sin remedio 1939 69)Susana y los cazadores de moscas 1938 68)La juventud perdida 1937 67)Locuras de carnaval 1937 66)El cura de Monleón 1936 65)Memorias de un hombre de acción 1935 64)Crónica escandalosa 1935 63)Las noches del Buen Retiro 1934 62)Desde el principio hasta el fin 1932 61)El cabo de las tormentas 1932 60)La familia de Errotacho 1932 59)La selva oscura 1932 58)Los pilotos de altura 1932 (2002) 57)Los visionarios 1932 56)El mar 1931 55)Aviraneta o la vida de un conspirador 1931 54)La venta de Mirambel 1931 53)La estrella del capitán Chimista 1930 (2003) 52)Los confidentes audaces 1930 51)Humano enigma 1928 50)La senda dolorosa 1928 49)Las mascaradas sangrientas 1927 48)Las veleidades de la fortuna 1927 47)El gran torbellino del mundo 1926 46)La nave de los locos 1925 (1990) 45)Las figuras de cera 1924 44)Momentum catastrophicum, Divagaciones apasionadas 1924 43)El amor, el dandysmo y la intriga 1922 42)La leyenda de Juan de Alzate 1922 41)El sabor de la venganza 1921 40)Las furias 1921 39)Las ciudades 1920 38)La sensualidad pervertida: ensayos amorosos de un hombre ingenuo en una época de decadencia 1920 (2006) 37)Los contrastes de la vida 1920 36)La Isabelina 1919 35)La caverna del humorismo 1919 34)La veleta de Gastizar 1918 33)Los caudillos de 1830 -1918 32)La ruta del aventurero 1916 31)Con la pluma y con el sable 1915 30)Los recursos de la astucia 1915 29)Los caminos del mundo 1914 28)El aprendiz de conspirador 1913 27)El escuadrón del Brigante 1913 26)El pasado 1912 25)El mundo es ansí 1912 (2006) 24)Las tragedias grotescas 1912 23)La raza 1911 (2006) 22)El árbol de la ciencia 1911 (2006) 21)Las inquietudes de Shanti Andía 1911 (2004) 20)Los últimos románticos 1911 19)César o nada 1910 (2006) 18)La feria de los discretos 1910 (2006) 17)Tierra vasca 1909 16)La ciudad de la niebla 1909 15)Zalacaín el aventurero 1909 (2009) 14)La dama errante 1908 13)La vida fantástica 1906 (2010) 12)Paradox rey 1906 (1990) 11)La lucha por la vida 1905 10)Aurora Roja 1905 (2005) 9)El tablado de Arlequín 1904 8)La busca 1904 (2006) 7)Mala hierba 1904 (2005) 6)El mayorazgo de Labraz 1903 5)Idilios vascos 1902 4)Aventuras, inventos y mitificaciones de Silvestre Paradox 1901 (1990) 3)Camino de perfección (pasión mística) 1901 (2004) 2)La casa de Aitzgorri 1900 (1991) 1) Vidas sombrías 1900

martes, 14 de diciembre de 2010

Li Po o Li Bai
El maximo poeta de la Dinastia Tang

Sobre Li Po. El rostro del anciano de los arrozales…



Había divagado por tanto tiempo por las vastedades del eterno territorio chino, su vida había sido la búsqueda de la verdad, a través de la contemplación. Para eso era necesario tanto como el agua, o el vino llamarse a silencio, escuchar en el amanecer las aves del campo, los sonidos del tiempo, sentir en el rostro la brisa del mar, como golpea en susurros el viento ese antiguo bosque de bambúes donde solía retirarse a meditar desde que hiciera su primer viaje hacia la ciudad de Shantug a sus casi 20 años...
Pero el tiempo había pasado y siempre volvía con los años a aquel lugar, y desde allí acariciando la piel de los bambúes, observaba sus acciones y sus palabras, no dejo jamás de creer que la fuerza de la naturaleza alimentaba su espíritu, había una energía que lo llevaba a no temerle a nada ni a nadie, de ahí sus viajes infatigables, y el no aferrarse a las cosas del mundo.
Único, extraordinario, legendario, considerado el máximo poeta de su tiempo, quizá sus acostumbradas videncias acerca de la rueda de la vida, le hizo ver de alguna manera, que ese amanecer seria el último de su vida.
Su razón de existir, se la debía a un libro, el de Lao Tsé, el libro de la vía y la virtud, que exigía como unica meta el wuwei (no hacer nada que puede alterar el orden natural de las cosas) es decir ser tu mismo en toda instancia, en toda implicancia, con todo el devenir de la conciencia, dejando de lado los postulados sociales, ser uno con el universo y alcanzar el horizonte que no puede describirse con palabra alguna, ni tener pensamiento que lo abarque, ese era el camino del Tao.
En los peores momentos de su vida, supo equilibrar la balanza a su favor, pero siempre dejando que la paz y la justicia tengan la primera y la ultima palabra, pero desde hacia unas contadas jornadas que sabia que debía enfrentarse a ese soplo devastador que le anunciaba su propia muerte.
No dejaba de pensar en un anciano mendigo que tras haberlo observado en el mercado de la ciudad, y después tras un largo viaje lo había reconocido en otra comarca como un pobre peón en los arrozales, se acerco para preguntarle como era posible que en tan poco tiempo estuviera en dos partes a la vez, pero solo había sido un espejismo, cuando el peón levanto su rostro oculto bajo su sombrero, el semblante ya no era el mismo, podía dudar de muchas cosas, pero nunca de su memoria, los ojos de ese hombre, no lograba olvidarlos, y sabia que ese era un anuncio de algo que no podía aun entender.
Estuvo mucho tiempo meditando, en el bosque de bambúes como siempre lo hacia antes de iniciar cada jornada y entonces algo en su corazón le dijo que ya no quedaba tiempo…
Volvió sobre sus pasos, y esta vez camino en toda esa mañana, a una comarca donde solía refugiarse, porque atesoraba la grandeza de un enorme lago, cuyo croar de las ranas le hacia endulzar sus versos, atrás habían quedado los días de gloria en el palacio, y aunque continuaba siendo un emisario itinerante del emperador, solo podía ver las estelas de su propia sombra.
Pronto se hizo la noche, y en una posada cercana al lago, decidió tomar un baño, y lucir un nuevo kimono perfumado, después como de costumbre se sentó a cenar y beber, no quería compañía esta vez. Su mirada se mantenía fija y perdida, en un paisaje próximo que apenas podía vislumbrar por una de las puertas semiabiertas, mientras dejaba ahondar el aroma del vino de arroz en su garganta.
Salio afuera. La noche había caído tenue e intransferible dejando entrever como por un extremo una luna inmensa que rompía los velos de la brisa y esta vez si, mientras caminaba hacia los bordes del lago le parecía que el Tao le era revelado en toda su infinitud. Subió a un bote, y muy lentamente se dejo llevar con los remos, por un instante cerro los ojos para escuchar… si ahí estaba el croar de las ranas, saltando las murallas del silencio…fueron segundos, los mismos que atraviesa cualquiera, antes de morir, no quiso que la muerte viniera a buscarlo, sino que decidió enfrentarla. Fue un crujido estentóreo de las aguas y tras de si, el mismo y profundo silencio acompasado con el croar de las ranas como si hubiera abierto la boca un inmenso pez para devorarlo, él no se resistió solo se dejaba arrastrar pesadamente hacia el fondo del lago, sabia que su destino había dejado escrito cada uno de los colores que no consiguen verse, y no podía oponerse a lo que las fuerzas eternas del universo habían decidido, porque solo esa energía indisoluble borra y escribe las estaciones y todo lo que se encuentra en ellas, solo para que alguien pueda descubrirlas nuevamente y contemplar la belleza sonriendo, como él lo había realizado y visto miles de veces -no temas- se dijo a si mismo mientras se hundía con los rayos de la luna, sobre su rostro que extrañamente se reflejaba a si mismo como en un espejo ondulante- le pareció reconocer el rostro del anciano que había visto en el mercado y en los arrozales, que ahora le decía- ya eres uno con el universo…
Li Po o Li Bai crecio en una familia acomodada, su padre era un rico comerciante, que se radicara en la provincia de Szechuan, en el sur oeste de China, se desconoce exactamente cuando y exactamente donde nace el poeta, se cree que alrededor del 701. Es un niño prodigio que a los diez años había leído la mayoría de los clásicos chinos, y también será de muy joven que comenzara esbozar sus primero versos. Casi a sus veinte años comenzaran sus viajes y es por este entonces que se acercara al camino del Tao, su errante forma de vida, y sus conocimientos profundos de la filosofía ancestral, irán modelando su carácter poético que no se sujetaba a una temática especifica, le cantaba a las cosas cotidianas, a los héroes o guerreros ancestrales de su patria, e invocaba versos mundanos sobre la vida, el destino y la muerte, y por supuesto las mujeres y el amor, pronto su popularidad llegara a oídos del emperador. Si bien su fortuna familiar que heredara sin exageraciones, sumado a su vocación literaria, le acercaran a la aristocracia de la Dinastía Tang, sin embargo se negara a presentarse a los exámenes obligatorios que el imperio imponía a los nuevos funcionarios, huirá entonces a nuevas viajes y aventuras, por el vasto territorio de sus antepasados, se convertirá en un experto en esgrima, y describirá las bellas regiones que lo llevaran como hipnotizado por los mas avezados accidentes geográficos, la naturaleza era su inspiración, y de sus extensos viajes, la soledad implacable ira forjando su genio poético que a veces solo podía acompañar con licores, elixires, y mujeres casuales que aparecían en su camino, fue en uno de esos agotadores viajes, hacia el centro (capital) del imperio Tang en Chang`an, (actualmente la ciudad de Xi´an o Sian) que el poeta sentirá el desborde y la locura de la gran ciudad, no olvidemos que en el periodo de la dinastía Tang, el intercambio comercial, con otras naciones, la solidez de sus leyes, y la tolerancia racial y religiosa dejo abiertas las puertas para los inmigrantes de todas las nacionalidades, que no tardaron en establecerse allí, creando una superpotencia económica, una de las primeras en Asia, especialmente a su capital, la mas avanzada ciudad del planeta por aquel entonces, que había sido concebida en cuadriculas, bajo una estructura soberbia, siendo una maravilla urbanística desarrollada por los adelantados ingenieros del imperio. Allí llegaban miles de personas diariamente, desde compañías de actores, músicos, y escribientes, hasta encantadores de serpientes, artesanos, y todo tipo de personas que arribaban en búsqueda de un mejor futuro, 60 millones de personas se debatían entre los sueños, y la esperanza de encontrar un destino para sus vidas.
Alli Li Po, encontrara la cima de los saberes, esta parado en el centro del mundo, y él lo sabe. Se casara y durante ocho años vivirá en Hupei, pero su vida de viajero no había terminado, abandona a su esposa y vuelve a escribir inspirado por las regiones que visita, es el tiempo de mayor esplendor de la Dinastía Tang, y la época de sus mas brillantes composiciones, esa rara mezcla entre taoista, y poeta mundano fascinara a la aristocracia y la gente común que ven en Li Po al poeta del pueblo, y su fama es tan grande que el emperador Xuan Zong pide conocerlo.
La terrible erudición de Li Po, hace que el emperador lo nombre en la Academia Hamlim que formaba a los futuros intelectuales del imperio, pero su temperamento, acomodado a la libertad, y a la contemplación no admite ciertas reglas de la burocracia del imperio que coarta su manera de enseñar. Sin alcanzar los dos años en la Academia, se ira sin despedidas, aunque logrando ser el emisario del Emperador en cualquier lugar de China donde se encontrare, podía hospedarse, y beber a su antojo y quienes lo albergaban tenían la obligación de hacerlo. Alejado de las obligaciones imperiales, Li Po, divagara por el resto de su sobresaltada existencia, conocerá en ese lapso a Du Fu el otro gran poeta vagabundo, al cual terminara por influenciar ya que éste, le dedicara a lo largo del tiempo, sentidos poemas a su personalidad que se jugaba por decir la verdad y buscar la sabiduría a cualquier precio.
Más tarde se lo encontrara culpable de haber sido parte de la rebelión de An Lushan en contra del emperador, aunque nunca se supo hasta donde había llegado su intervención en el grupo de revolucionarios. Sera desterrado a las regiones de Yelang, pero será condonada su pena al poco tiempo cuando viajaba a cumplir su exilio.
Pero lejos de quedarse quieto Li Po el poeta errante, retornara a sus eternos viajes, y a su poemas infinitos sobre la vida, se calcula que fueron mas de 20.000 los escritos que dejo a lo largo de su vida, de los cuales solo subsistirán apenas 1.000
El arte de Li Po había sido elevado junto a un imperio que estaba por encima de cualquier otra sociedad organizada del planeta y no podemos entender su vida es decir la del mas celebre e importante poeta chino, sino entendemos primero el significado del poderío del imperio Tang, que es la época del mayor esplendor cultural de china
El romanticismo había capturado todas las instancias creativas de Li Po, se afirmaba que además de alquimista y sabio, buscaba el elixir de la vida eterna, pero a su vez en sus versos dejaba entrever la brillantes de un hombre que se sabe único, capaz de crear como nadie un universo desde la nada, pero sabe además que es imposible luchar contra la horda de ignorancia que hace de las sociedades algo revulsivo y por siempre obtuso y pobre con millones de personas empobrecidas de espíritu…
En sus últimos años, era extraño ver a ese hombre de kimono de seda negro, usando un bastón labrado fabricado por sus propias manos, con su cabello y larga barba blanca que llegaba a la ciudad después de una extensa incursión por esos lugares que nadie jamás había conocido, y de pronto en un boca a boca toda una multitud se hacia presente casi tímidamente con un gesto de reverencia se acercaba para verlo de cerca bajo el rumor de – ¡Li Po, ha llegado, a la ciudad, el mas grande de los poetas que haya existido, esta aquí! esta aquí!! -y sabían que en cualquier momento prorrumpiría con su mansa y pausada voz allí en medio de la calle atiborrada de gente, que se estorbaba por escuchar, algunos de sus versos inolvidables…
El pueblo lo amaba, se llego a decir mucho mas que al mismísimo emperador y era tan famoso de un extremo a otro del imperio que eso no le causaba ninguna gracia al hijo del imperio del sol naciente.
Cuando decidió enfrentar la muerte, ese año el 762, en ese lago se dice abrazando la luna, en Dangtu, (actual Anhui, algunos autores se arriesgan a suponer que había sido envenenado) nunca se pudo comprobar cual había sido la causa del deceso, lo cierto es que nadie pensó que era verdad, la noticia para el pueblo chino no paso de ser solo una anécdota mas, dentro de las intrigas que rodeaban la vida del poeta, lo seguirían esperando en la ciudad, por siempre, porque se afirmaba que Li Po no podía morir, porque sus versos eran eternos…

sábado, 16 de octubre de 2010

Horacio Quiroga, en sus años de juventud escribio 22 poesias, aqui apenas el genio comenzaba
a deslumbrar como escritor, tras regresar de Paris, dejaria crecer su barba con la que seria retratado por el resto de sus años...

Sobre Horacio Quiroga


El monstruo de la naturaleza, la muerte y un solitario escritor…


Los pasos resonaban por las escaleras, unos eran los de la misma enfermera de siempre, él ya lo sabia, pero esta vez escucho otro pasos, mas breves y parsimoniosos, una luz mortecina alumbraba el pasillo, se detuvieron detrás de la puerta, y la voz de la mujer le dijo que llamara, por cualquier cosa antes de retirarse apurada. Detrás de la puerta, vio la sombra de alguien que poco a poco abrió la misma. Solo se atuvo a mirar quien era, desde ese rincón sombrío en la que pasaba las 24 horas del día. Era un hombre de ojos verdes y de tupida barba, que no pareció incomodarse con su presencia.
Hablaron por unos minutos, Vicente Batistessa, el hombre que sufría de elefantiasis, y cuyas deformaciones óseas extremas lo habían convertido en un verdadero monstruo que inspiraba temor de solo estar a su presencia, tal como le había ocurrido a Joseph Merrick el hombre elefante ingles. Por primera vez, quizá desde que tenia uso de razón, que alguien no lo miraba con lastima, ni con horror. Escucho atentamente lo que ese hombre tenía para decirle y él le contesto como siempre había respondido, con un poco de temor y tristeza, pero ya al final de la charla le dijo que su sueño era salir de allí, le confeso casi a punto de llorar, que no soportaba en ese frío sótano, tanta soledad, entonces aquel hombre le dijo lo mismo, y hubo algo que de pronto encendió una amistad que se prolongaría en el tiempo, por cierto un escaso paréntesis antes del final.
Pasaron unos días y aquel hombre pidió que lo sacaran de ese lugar inhumano y le prepararan en su habitación, un lugar y que recibiera la misma atención que cualquier otra persona. Era difícil creer que Horacio Quiroga, el escritor que había conocido, casi como nadie el alma humana y cuya vida ajena a la popularidad e indiferente a los prejuicios, estaba allí debatiéndose entre la vida y la muerte, el diagnostico de cáncer a la próstata, muy avanzado no le daba margen a ninguna espera, pero tuvo tiempo de hablar con su amigo acerca de su vida, de sus sueños imposibles y de sus grandes errores, sentía que Vicente Batistessa ahora su compañero de cuarto en la clínica podía comprenderlo, porque sabia de ese sufrimiento que marca una existencia al nacer y no puede detenerse, pero también podía comprender como cualquier otra persona que no es nada fácil finalizar una historia que parecía que no tendría porque terminar. Ambos estaban condenados de antemano a morir.
Batistessa sabia que las deformaciones terminarían por comprimir sus cansados órganos, hasta que su corazón ya no pudiera resistir el dolor. Horacio Quiroga a su vez, comprendía que esos significaban sus últimos días, ya no había esperanzas, no servia resistirse con esa sujeción a las palabras, ya todo estaba escrito, dicho, cantado.
¿Por qué siempre en su vida había desafiado a la muerte? y cuantas veces le había ganado. Charlaron sobre eso, en esas eternas horas, en que el mundo giraba dejándolos hacia una orilla…
Esa tarde del 18 de febrero después de que los médicos le confirmaran su dolencia, salio a caminar por ese Buenos Aires abismal, mientras cruzaba las calles miraba la ciudad, los edificios, la gente, quería pensar en que no era real lo que le había aseverado el equipo de médicos, cansado después de una hora y media de recorrido se sentó en un parque, tuvo todo el tiempo para observar los niños jugando, y la gente que pasaba por allí, charlando, pensó en sus hijos en los calidos días de sol, cuando remaban por los ríos caudalosos de la selva, el brillo del agua que siempre le hubo de fascinar y que de vez en cuando acariciaba con una de sus manos, la sentía fresca, viva, nueva, como si alguien o algo no dejara ensuciarla – tal vez era Dios, pero él no podía creer en alguien que no daba tantas señales, su escepticismo le jugaba siempre en contra, pero si recordaba los ojos de sus hijos que se reían maravillados por tanta abrumadora belleza, comenzaba a dudar de su propios pensamientos, mientras navegaban a veces se avistaban aves de todos los colores, que emprendían vuelo desde las copas de los árboles, y el sonido de los monos saltando por los ramajes, miles de veces se había preguntado ¿Quién había creado esa infinidad de vidas que no necesitaban nada mas que de la libertad para vivir? y que sin saber de sus hermosuras, dejaban como limpios los oscuros laberintos del pensamiento humano, uno se sentía parte de ese hábitat, de felicidad y entonces todo era liviano, y él también se reía como un niño avistándolos.
Regreso al hospital apenas pasadas las 23, y se arrojo a la cama, Vicente Batistessa lo esperaba imperturbable, entonces con un dejo de melancolía le confeso a su amigo que no estaba dispuesto a continuar con ningún tratamiento, los cuales era muy rudimentarios, para ese tiempo pero desistió del dolor, ese que le había acompañado toda la vida, ya no quería seguir sufriendo, ya no…
Su plan era simple, en esa madrugada del 19 de febrero de 1937 preparo un brebaje, sus manos temblaban al hacerlo, ya con el vaso, en su pecho, Batistessa le sostuvo por los hombros, se miraron fijamente, - no tengas miedo, eres una criatura que ha venido al mundo por algo, todo ser es maravilloso, es un pequeño dios, digno de ser respetado, has ocupado tu lugar y eso es todo lo que debe importarte- le dijo Quiroga a aquel hombre que parecía ensimismado en lo que estaba por pasar, a lo cual este contesto- nunca olvidare lo que has hecho por mi…
Quiroga apresto beber de un sola vez, aquel vaso de cianuro, sus ojos a solo unos minutos se emblanquecieron intento sostenerse y entonces su amigo Batistessa, lo sostuvo en brazos como pudo, hasta dejarlo reposando en el piso, ahora Quiroga por fin podía ver otra vez su amada selva, el olor de los árboles bajo la lluvia torrencial y las palabras que se salpicaban en un amarillo papel, como latidos sueltos de un corazón que no conoce las heridas…
Horacio Quiroga Forteza nació en Salto, Uruguay en 1878, marcado por una dura infancia sin padre, ya que este había fallecido de un disparo accidental de un arma de fuego, cuando él tenía apenas uno dos meses. Desde adolescente mientras cursaba el colegio secundario su interés por la literatura fue evidente, además de que amaba la vida al aire libre, hacia grandes recorridos en bicicleta y disfruta de esas aventuras dejando nacer su inspiración, así surgieron sus primeros versos, a la vez que no dejaba de leer nada que caía a sus manos, especialmente los libros de filosofía.
Sus primeras colaboraciones fueron para la revista La Reforma, allí ya se puede apreciar su estilo que es prácticamente inconfundible, sensitivo, audaz, conciso, capaz de crear en pocos renglones el destino de una vida En 1899 viajara a Paris, con el dinero de una herencia que recibiría de su familia, tras la muerte de su padrastro cuyo suicidio le dejo profundas secuelas. Por esta época Quiroga es un joven apuesto que usa ropa elegante y sus modales son las de un hombre de ciudad, cosmopolita. Usa bigotes y barba candado delicadamente rasurada, arregla sus cabellos con cierto apresto, y nada de lo que hace o dice son profundas invocaciones de su elevada cultura. Pero el viaje a la meca del arte y la cultura, no serán para Quiroga precisamente lo que él esperaba. Dilapidado el dinero en escaso tiempo, emprende el regreso pero ya no es el mismo, había pasado hambre, y frío, y su tupida barba seria como el testimonio de ese viaje a los infiernos, sin embargo traería de Europa un libro nuevo Diario de Viaje a Paris.
No tardara en retomar su participación en la vida cultural a través de sus escritos y tras Fundar la Revista de Salto, también creara un grupo literario, que intentara saltar hacia otras formas de expresión en Montevideo.
En 1901 en Buenos Aires se publicara su primer obra, Arrecifes de Coral, Poemas, Cuentos, y Prosa Lírica, su euforia se ha desatado, es casi un sueño que sus libros comiencen a causar interés en la gran ciudad. No obstante su felicidad durara casi nada, porque dos de sus hermanos mueren presa de la fiebre tifoidea, a mas de las cuestiones literarias, el escritor ama la vida, y no puede entender porque el oscuro destino esta ensañado con los suyos. La tragedia solo estaba a punto de llegar, nadie a ciencia cierta sabrá jamás como sucedió, pero Quiroga terminara asesinando accidentalmente a su amigo Federico Ferrando con un disparo mientras limpiaba una arma de fuego. Seria arrestado y encarcelado, hasta que su declaratoria no dejo libradas dudas de que se trataba de un accidente por lo cual le fue otorgada la libertad.
Apenas después de unos días decidirá abandonar su grupo literario y marcharía a Buenos Aires, dicen que la culpa y el remordimiento por haber asesinado a su amigo no le dejaban en paz. Sus facciones cambiaron drásticamente, y un rictus de angustia se instalo en su frente para siempre.
En Buenos Aires trabajaría como maestro, y a la vez se relacionaba con gente de las letras, es ahí cuando conoce a Leopoldo Lugones con el cual no solo compartirá su afición por las palabras, sino también el costal de investigador histórico de Lugones, que ansiaba descubrir los secretos que habían dejado las ruinas jesuitas en Misiones, Lugones tomaría apuntes, y Quiroga se dedicaría a fotografiar el lugar. Pronto los dos parten a la expedición, pero no serán las ruinas jesuíticas las que maravillan a Quiroga sino la selva misionera, todavía virgen, inexpugnable, eterna.
Al retornar a Buenos Aires, tenia en mente solo volver allá, decidió invertir todo lo que tenia, en la compra de unos campos en Chaco, para sembrar algodón, ubicado a solo unos pocos kilómetros de Resistencia, allí Quiroga aprenderá el duro oficio de peón de campo, pues trabaja a la par de los otros peones, y también sabrá del fracaso, porque no es viable su empresa, los fenómenos atmosféricos, y los problemas que tiene con el personal, lo declaran en quiebra.
Retornara a Buenos Aires a la casa de una de sus hermanas abatido y cansado, pero no dejara de escribir, es cuando comienza a trabajar en su cuentos cortos que lo harán tan celebre como un mito de la historia de la literatura latinoamericana.
Verán la luz algunos de sus aclamados escritos que se darán a conocer en una de las publicaciones de actualidad de mayor circulación por ese tiempo, Caras y Caretas publicando entre 5 y 10 cuentos al año, pronto se convertirá en el mas famoso de los escritores de la revista, y esta se venderá como nunca antes, debido a su presencia.
Mientras tanto Quiroga soñaba con volver a la selva, algo le llamaba desde ese lugar, era como si su corazón se hubiera quedado detenido en esa inescrutable jungla. Hacia 1906 lograra por fin comprar un centenar de hectáreas debido a que el gobierno buscaba inversores para la zona, que a su vez posibilitaran trabajo para los habitantes del lugar. Fue a orillas del Paraná donde ya en 1908 edificaría su casa en los terrenos de su propiedad, antes había logrado seducir y conquistar a Ana Maria Cires, que seria su primera esposa, con ella y con los padres de esta, comenzaría una nueva vida en ese su lugar soñado.
En 1911 nacerá su primera hija, Eglé y junto a su socio Gozalbo, comenzaran explotar los yerbatales, a la vez que consigue un cargo como Juez de paz, encargado de mediar entre los pueblerinos cualquier tipo de disputa y celebrar matrimonios.
En 1912 nacerá su segundo hijo, Darío, apenas los niños crecen Quiroga se ocupara de su educación y de enseñarles los rudimentarios oficios de la selva, los obligaba a enfrentarse al miedo de la soledad de la selva, a lidiar con animales salvajes, y superar las pruebas geográficas, atravesando ríos, o quebradas abruptas.
Hacia 1915 Quiroga continuaba escribiendo denodadamente en los espacios que le dejaban sus numerosas labores de cosechero, aunque eran tiempo difíciles económicamente por lo tanto vivía de la caza y de la pesca de las cuales era un verdadero experto.
Sin embargo esa vida idílica de Quiroga termino por cansar a su esposa, que harta de privaciones, le confeso que quería marcharse de allí, a la ciudad, quería otra educación para sus hijos, otro destino, en realidad ella nunca se había adaptado y comenzaron las cruentas disputas familiares, discusiones, que un implacable Quiroga estaba siempre dispuesto a ganar, ella le rogó que la dejara libre, pero él no cedió a esa petición pensando que era lo mas acertado, hasta que tras una terrible pelea, ella termino con su vida ingiriendo veneno, fue una larga agonía de mas de una semana, donde los niños y el propio Quiroga estaban abrumados, perdidos, desbastados.
La muerte de su mujer le obligo a dejar la selva, consiguió un puesto de administrativo en el consulado de Uruguay gracias a unos amigos y una vivienda que estaba ubicada en un sótano, corría el año 1917, año en el que aparecería su celebrado Cuentos de Amor Locura y Muerte, que era una recopilación de sus cuentos mas provocadores de todos esos años. En 1918 llegaría su Cuentos de la Selva, el libro que lo haría prácticamente imperecedero, por su despliegue de imágenes visuales, descripciones inigualables de la selva y de sus habitantes, ingenio, y una lucidez asombrosa.
En el año siguiente daría vida a un nuevo grupo literario Anaconda y publicaría con los recuerdos de su primer amor, María Esther Jurkovski dos de sus primeras obras mas reconocidas, hacia 1920, Una estación de Amor, y Las Sacrificadas (obra teatral), inspiradas en una ventura amorosa donde se dejan ver ciertos prejuicios sociales, y religiosos que desvirtúan el destino del amor.
Quizá la más influyente popularidad de Quiroga nacerá cuando el diario La Nación comienza a publicar sus cuentos en su suplemento cultural. Ya en 1924 se editara Desierto, otro libro de cuentos, repitiendo el éxito de Anaconda y otros cuentos en 1921.
Amaba el cine, y como tal dedico mucho de su trabajo a la crítica cinematográfica, tenia una sección en la revista Atlántida de tirada nacional, como asimismo en otras publicaciones emblemáticas como La Nación.
En 1926 se instalaría en Buenos Aires donde trabajaría durante un año en sus escritos para crear según sus biógrafos uno de sus mejores y mas logrados trabajos, Los Desterrados.
Se casara por segunda vez con una mujer de apenas 20 años, Maria Elena Bravo no pasara demasiado tiempo para que surjan los primeros conflictos con la misma. En 1932 decidirá marchar otra vez a la selva, era su última posibilidad de intentar retener a su pareja y su pequeña hija de apenas tres años. Terminaría perdiendo su puesto en el consulado y volverían ya en plena selva las discusiones y el ímpetu de abandonarlo de su segunda esposa.
En 1935 tras una terrible disputa, ella y su hija lo abandonaran en medio de la selva, Quiroga esta desesperado, como uno de esos animales salvajes que tanto le gustaba domesticar, acorralado entre sus imposibles, con los primeros síntomas de la enfermedad mortal que lo hundiría en la mas absoluta desesperación, la depresión se apodero de sus días, soporto como pudo la soledad en esos años hasta que no pudo aguantar mas y viajo a Buenos Aires en ese fatídico 1937.
Lo demás ya todo esta escrito, su final que se predice y sus libros que serán una llamarada para quienes ahondan en su vida, nacerán vastedades de biografías no autorizadas, de anécdotas, que no se sabe si fueron ciertas o no, de locuras como el que le llevo a construir una embarcación con sus propias manos, y de un centenar de sueños que todavía nos resulta increíble leer.
Quiroga quiso que en su obra estuviese ese -ser vivo y visceral- como la selva, que tuviera sus dones y sus sombras, como de hecho los ostenta, que representaba la naturaleza en su más intensa revelación, en contrapartida del hombre que intenta doblegarla, sin tener en cuenta la escasez de su existencia. Nos llevo por el dolor de sus personajes, casi siempre individuos que no podían deshacerse de una especie de maldición, algo invisible que los llevaba rodando como un arbusto seco por el desierto de sus pocos anhelos. Nos describió la terrible pobreza de los peones rurales, y de cómo eso mismo se sucede una y otra vez, generación tras generación, pero sin quitarles esa esperanza tan antigua como inexplicable, dio testimonio de la gente que esta olvidada, perdida e intento con sus escritos decir que había un sentido en sus vidas deshechas. Se enfrento a la muerte y no solo camino entre sus infernales devociones, sino que la hizo suya, ya no le temía, ni podía dejar que jugase con su espíritu, ni con su mente que a veces se redimía al miedo, quizá por eso prefirió morir al lado de un amigo considerado un monstruo, que causaba espanto como Batistessa, conciente de que la naturaleza se manifiesta inimaginablemente para vencer al hombre aunque el alma humana se porfié de creer que puede alguna vez vencerla.

lunes, 9 de agosto de 2010