Había divagado por tanto tiempo por las vastedades del eterno territorio chino, su vida había sido la búsqueda de la verdad, a través de la contemplación. Para eso era necesario tanto como el agua, o el vino llamarse a silencio, escuchar en el amanecer las aves del campo, los sonidos del tiempo, sentir en el rostro la brisa del mar, como golpea en susurros el viento ese antiguo bosque de bambúes donde solía retirarse a meditar desde que hiciera su primer viaje hacia la ciudad de Shantug a sus casi 20 años...
Pero el tiempo había pasado y siempre volvía con los años a aquel lugar, y desde allí acariciando la piel de los bambúes, observaba sus acciones y sus palabras, no dejo jamás de creer que la fuerza de la naturaleza alimentaba su espíritu, había una energía que lo llevaba a no temerle a nada ni a nadie, de ahí sus viajes infatigables, y el no aferrarse a las cosas del mundo.
Único, extraordinario, legendario, considerado el máximo poeta de su tiempo, quizá sus acostumbradas videncias acerca de la rueda de la vida, le hizo ver de alguna manera, que ese amanecer seria el último de su vida.
Su razón de existir, se la debía a un libro, el de Lao Tsé, el libro de la vía y la virtud, que exigía como unica meta el wuwei (no hacer nada que puede alterar el orden natural de las cosas) es decir ser tu mismo en toda instancia, en toda implicancia, con todo el devenir de la conciencia, dejando de lado los postulados sociales, ser uno con el universo y alcanzar el horizonte que no puede describirse con palabra alguna, ni tener pensamiento que lo abarque, ese era el camino del Tao.
En los peores momentos de su vida, supo equilibrar la balanza a su favor, pero siempre dejando que la paz y la justicia tengan la primera y la ultima palabra, pero desde hacia unas contadas jornadas que sabia que debía enfrentarse a ese soplo devastador que le anunciaba su propia muerte.
No dejaba de pensar en un anciano mendigo que tras haberlo observado en el mercado de la ciudad, y después tras un largo viaje lo había reconocido en otra comarca como un pobre peón en los arrozales, se acerco para preguntarle como era posible que en tan poco tiempo estuviera en dos partes a la vez, pero solo había sido un espejismo, cuando el peón levanto su rostro oculto bajo su sombrero, el semblante ya no era el mismo, podía dudar de muchas cosas, pero nunca de su memoria, los ojos de ese hombre, no lograba olvidarlos, y sabia que ese era un anuncio de algo que no podía aun entender.
Estuvo mucho tiempo meditando, en el bosque de bambúes como siempre lo hacia antes de iniciar cada jornada y entonces algo en su corazón le dijo que ya no quedaba tiempo…
Volvió sobre sus pasos, y esta vez camino en toda esa mañana, a una comarca donde solía refugiarse, porque atesoraba la grandeza de un enorme lago, cuyo croar de las ranas le hacia endulzar sus versos, atrás habían quedado los días de gloria en el palacio, y aunque continuaba siendo un emisario itinerante del emperador, solo podía ver las estelas de su propia sombra.
Pronto se hizo la noche, y en una posada cercana al lago, decidió tomar un baño, y lucir un nuevo kimono perfumado, después como de costumbre se sentó a cenar y beber, no quería compañía esta vez. Su mirada se mantenía fija y perdida, en un paisaje próximo que apenas podía vislumbrar por una de las puertas semiabiertas, mientras dejaba ahondar el aroma del vino de arroz en su garganta.
Salio afuera. La noche había caído tenue e intransferible dejando entrever como por un extremo una luna inmensa que rompía los velos de la brisa y esta vez si, mientras caminaba hacia los bordes del lago le parecía que el Tao le era revelado en toda su infinitud. Subió a un bote, y muy lentamente se dejo llevar con los remos, por un instante cerro los ojos para escuchar… si ahí estaba el croar de las ranas, saltando las murallas del silencio…fueron segundos, los mismos que atraviesa cualquiera, antes de morir, no quiso que la muerte viniera a buscarlo, sino que decidió enfrentarla. Fue un crujido estentóreo de las aguas y tras de si, el mismo y profundo silencio acompasado con el croar de las ranas como si hubiera abierto la boca un inmenso pez para devorarlo, él no se resistió solo se dejaba arrastrar pesadamente hacia el fondo del lago, sabia que su destino había dejado escrito cada uno de los colores que no consiguen verse, y no podía oponerse a lo que las fuerzas eternas del universo habían decidido, porque solo esa energía indisoluble borra y escribe las estaciones y todo lo que se encuentra en ellas, solo para que alguien pueda descubrirlas nuevamente y contemplar la belleza sonriendo, como él lo había realizado y visto miles de veces -no temas- se dijo a si mismo mientras se hundía con los rayos de la luna, sobre su rostro que extrañamente se reflejaba a si mismo como en un espejo ondulante- le pareció reconocer el rostro del anciano que había visto en el mercado y en los arrozales, que ahora le decía- ya eres uno con el universo…
Li Po o Li Bai crecio en una familia acomodada, su padre era un rico comerciante, que se radicara en la provincia de Szechuan, en el sur oeste de China, se desconoce exactamente cuando y exactamente donde nace el poeta, se cree que alrededor del 701. Es un niño prodigio que a los diez años había leído la mayoría de los clásicos chinos, y también será de muy joven que comenzara esbozar sus primero versos. Casi a sus veinte años comenzaran sus viajes y es por este entonces que se acercara al camino del Tao, su errante forma de vida, y sus conocimientos profundos de la filosofía ancestral, irán modelando su carácter poético que no se sujetaba a una temática especifica, le cantaba a las cosas cotidianas, a los héroes o guerreros ancestrales de su patria, e invocaba versos mundanos sobre la vida, el destino y la muerte, y por supuesto las mujeres y el amor, pronto su popularidad llegara a oídos del emperador. Si bien su fortuna familiar que heredara sin exageraciones, sumado a su vocación literaria, le acercaran a la aristocracia de la Dinastía Tang, sin embargo se negara a presentarse a los exámenes obligatorios que el imperio imponía a los nuevos funcionarios, huirá entonces a nuevas viajes y aventuras, por el vasto territorio de sus antepasados, se convertirá en un experto en esgrima, y describirá las bellas regiones que lo llevaran como hipnotizado por los mas avezados accidentes geográficos, la naturaleza era su inspiración, y de sus extensos viajes, la soledad implacable ira forjando su genio poético que a veces solo podía acompañar con licores, elixires, y mujeres casuales que aparecían en su camino, fue en uno de esos agotadores viajes, hacia el centro (capital) del imperio Tang en Chang`an, (actualmente la ciudad de Xi´an o Sian) que el poeta sentirá el desborde y la locura de la gran ciudad, no olvidemos que en el periodo de la dinastía Tang, el intercambio comercial, con otras naciones, la solidez de sus leyes, y la tolerancia racial y religiosa dejo abiertas las puertas para los inmigrantes de todas las nacionalidades, que no tardaron en establecerse allí, creando una superpotencia económica, una de las primeras en Asia, especialmente a su capital, la mas avanzada ciudad del planeta por aquel entonces, que había sido concebida en cuadriculas, bajo una estructura soberbia, siendo una maravilla urbanística desarrollada por los adelantados ingenieros del imperio. Allí llegaban miles de personas diariamente, desde compañías de actores, músicos, y escribientes, hasta encantadores de serpientes, artesanos, y todo tipo de personas que arribaban en búsqueda de un mejor futuro, 60 millones de personas se debatían entre los sueños, y la esperanza de encontrar un destino para sus vidas.
Alli Li Po, encontrara la cima de los saberes, esta parado en el centro del mundo, y él lo sabe. Se casara y durante ocho años vivirá en Hupei, pero su vida de viajero no había terminado, abandona a su esposa y vuelve a escribir inspirado por las regiones que visita, es el tiempo de mayor esplendor de la Dinastía Tang, y la época de sus mas brillantes composiciones, esa rara mezcla entre taoista, y poeta mundano fascinara a la aristocracia y la gente común que ven en Li Po al poeta del pueblo, y su fama es tan grande que el emperador Xuan Zong pide conocerlo.
La terrible erudición de Li Po, hace que el emperador lo nombre en la Academia Hamlim que formaba a los futuros intelectuales del imperio, pero su temperamento, acomodado a la libertad, y a la contemplación no admite ciertas reglas de la burocracia del imperio que coarta su manera de enseñar. Sin alcanzar los dos años en la Academia, se ira sin despedidas, aunque logrando ser el emisario del Emperador en cualquier lugar de China donde se encontrare, podía hospedarse, y beber a su antojo y quienes lo albergaban tenían la obligación de hacerlo. Alejado de las obligaciones imperiales, Li Po, divagara por el resto de su sobresaltada existencia, conocerá en ese lapso a Du Fu el otro gran poeta vagabundo, al cual terminara por influenciar ya que éste, le dedicara a lo largo del tiempo, sentidos poemas a su personalidad que se jugaba por decir la verdad y buscar la sabiduría a cualquier precio.
Más tarde se lo encontrara culpable de haber sido parte de la rebelión de An Lushan en contra del emperador, aunque nunca se supo hasta donde había llegado su intervención en el grupo de revolucionarios. Sera desterrado a las regiones de Yelang, pero será condonada su pena al poco tiempo cuando viajaba a cumplir su exilio.
Pero lejos de quedarse quieto Li Po el poeta errante, retornara a sus eternos viajes, y a su poemas infinitos sobre la vida, se calcula que fueron mas de 20.000 los escritos que dejo a lo largo de su vida, de los cuales solo subsistirán apenas 1.000
El arte de Li Po había sido elevado junto a un imperio que estaba por encima de cualquier otra sociedad organizada del planeta y no podemos entender su vida es decir la del mas celebre e importante poeta chino, sino entendemos primero el significado del poderío del imperio Tang, que es la época del mayor esplendor cultural de china
El romanticismo había capturado todas las instancias creativas de Li Po, se afirmaba que además de alquimista y sabio, buscaba el elixir de la vida eterna, pero a su vez en sus versos dejaba entrever la brillantes de un hombre que se sabe único, capaz de crear como nadie un universo desde la nada, pero sabe además que es imposible luchar contra la horda de ignorancia que hace de las sociedades algo revulsivo y por siempre obtuso y pobre con millones de personas empobrecidas de espíritu…
En sus últimos años, era extraño ver a ese hombre de kimono de seda negro, usando un bastón labrado fabricado por sus propias manos, con su cabello y larga barba blanca que llegaba a la ciudad después de una extensa incursión por esos lugares que nadie jamás había conocido, y de pronto en un boca a boca toda una multitud se hacia presente casi tímidamente con un gesto de reverencia se acercaba para verlo de cerca bajo el rumor de – ¡Li Po, ha llegado, a la ciudad, el mas grande de los poetas que haya existido, esta aquí! esta aquí!! -y sabían que en cualquier momento prorrumpiría con su mansa y pausada voz allí en medio de la calle atiborrada de gente, que se estorbaba por escuchar, algunos de sus versos inolvidables…
El pueblo lo amaba, se llego a decir mucho mas que al mismísimo emperador y era tan famoso de un extremo a otro del imperio que eso no le causaba ninguna gracia al hijo del imperio del sol naciente.
Cuando decidió enfrentar la muerte, ese año el 762, en ese lago se dice abrazando la luna, en Dangtu, (actual Anhui, algunos autores se arriesgan a suponer que había sido envenenado) nunca se pudo comprobar cual había sido la causa del deceso, lo cierto es que nadie pensó que era verdad, la noticia para el pueblo chino no paso de ser solo una anécdota mas, dentro de las intrigas que rodeaban la vida del poeta, lo seguirían esperando en la ciudad, por siempre, porque se afirmaba que Li Po no podía morir, porque sus versos eran eternos…
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